Tener mala sombra Significa lo opuesto: ser antipático, duro, poco entretenido. Además de esto, asimismo significa ?tener malas pretenciones? , ?tener mala suerte? y «trasmitir negatividad».
Dr. Fco. Javier Alarcón de AlcarazMédico ForenseEspecialista en Medicina Legal.@Alarconforense
Y de ahí que nos preocupa mucho más que nos afirme lo que no es, en vez de decirnos de manera directa lo que es. Mi mamá, Julia, siempre y en todo momento me ten en cuenta que en el momento en que alguien tiene relación a sí mismo como lo que no es, por norma general es pues por lo menos trata de parar de ser precisamente lo que afirma que no es.
“Tener mala sombra” significa ser desapacible o desapacible. En mi tierra, Granada, asimismo usamos otra expresión que ciertos de nosotros conocéis: “malafollá granaína”. Otro día vamos a hablar de ella.
En España, y en especial en Andalucía, el sol quema en el momento en que llega el verano. Es en la sombra donde la multitud se reúne, descansa… es lo que nos ofrece algo de frescor. Si algo no nos resguarda de los fotones del sol, mencionamos que tiene mala sombra pues nos deja desprotegidos.
Dando vida a mujeres filósofas y escritoras
María Zambrano nos aguardaba en la biblioteca para decirnos que no todo el planeta tenía suerte; el pasillo era la vivienda de las mujeres encerradas y Eva Illouz nos explicaba de qué forma se interioriza el patriarcado aún en pleno siglo XXI. En frente de la salón de instructores, una Barbie repetía juicios de valor sobre su fachada, hasta el momento en que Mina Salami la cubrió con su velo. Más tarde, 2 testimonios de conflictos armados nos charlaron del mal de la guerra en los cuerpos maltratados de las mujeres, mientras que retumbaban las expresiones atribuidas a Hécuba: “Si entendiéramos el precaución, no promoveríamos las guerras”.
El recorrido por nuestras sombras y nuestras luces concluye con una referencia al movimiento #metoo, la carencia de directivas y las cuestiones que nos devuelven a la obscuridad: “¿Has planeado en casarte?”. De esta manera cerramos la día y el emprendimiento, entre aplausos y orgullo, con un público que medró y, al notar el resultado, demandó formar parte en las próximas ediciones.
¿De qué manera entendemos cuándo proyectamos, cuándo entramos en el territorio de la sombra?
En el momento en que alguien, con su actitud o sus ideas, nos perjudica emotivamente y respondemos de forma exagerada contra esa persona, lo mucho más posible es que estemos proyectando nuestra sombra. Más allá de que las proyecciones asimismo tienen la posibilidad de ser positivas, lo que acostumbramos a ver en el resto son aquellas características que podemos encontrar mucho más inaguantables en nosotros. Por consiguiente, para conocer estas características de nuestra sombra, debemos investigar qué reacciones y aspectos nos incordian en el resto y exactamente en qué medida nos afectan. Si lo que mucho más odio y detesto es el orgullo, por servirnos de un ejemplo, lo mucho más posible es que esté ensayando características de mi sombra personal, si bien esto me resulte increíblemente bien difícil de aceptar. Evidentemente, no todo cuanto criticamos es una proyección, pero si actuamos desmesuradamente con relación a lo que objetivamente no es tan esencial, quiere decir que algo se ha habilitado en nuestro inconsciente. Si aceptamos la compromiso de nuestras conmuevas al producir el desarrollo de proyección, tenemos la posibilidad de cambiar nuestra iniciativa y sentimiento hacia la gente que nos cubren a una visión mucho más verdadera.
Como enseña la psicología generalmente, el diálogo frente a frente entre la conciencia y su sombra es una necesidad terapéutica. La mejor forma de integrar nuestras partes internas opuestas, de alumbrar nuestra sombra personal, es encararla y estimar conocerla responsablemente, aceptar que esas peculiaridades y atributos negativos que negamos en nosotros viven verdaderamente en la parte obscura de nuestro ser. personalidad, que nuestra sombra tiene dentro los puntos mucho más primitivos y desadaptativos de nuestra naturaleza que rechazamos por causas sociales, culturales y morales. Tomar conciencia de nuestra sombra es un reto ética bien difícil, un conocimiento lamentable de comprar, que empieza por “estimar entender” nuestra parte negativa que el ego ha rechazado: nuestra maldad, avaricia, codicia, envidia, celos…, realizar siendo conscientes de nuestros enfrentamientos inconscientes. De este modo tenemos la posibilidad de estudiar a apropiarnos de nuestras proyecciones y recobrar toda la energía y fuerza que oculta nuestra sombra. En el momento en que descubrimos nuestro lado obscuro, empezamos a relacionarnos con nuestro inconsciente (que no es irreconocible) y reorganizamos nuestra personalidad y ampliamos nuestra identidad.