La existencia de los fallecidos entre los vivos es continua y persistente, pero es aprehendida por distintos formas y contextos rituales. Umbanda tiene una fuerte predominación espírita; los espíritus de los fallecidos forman parte de la acción regular de los órganos.
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Togo y Benín
Siguiendo el borde oceánico, entre Ghana y Benín, entró en Togo. Allí, los integrantes de la etnia bassar festejan un interesante ritual funerario. En el momento en que una mujer muere, su cuerpo es llevado por la familia de su marido a la vivienda de su padre. Se realiza una figurilla con fibras de rafia trenzadas y anudadas (tradición que se transmite de madre a hija), de unos diez centímetros de largo, con el útero marcado por un enorme nudo entre las piernas. Esta figurilla tiene por nombre unil (persona humana) y representa al difunto.
Los hombres organizan la camilla de bambú, entre los complementos primordiales de este rito, y decoran el mueble, que se envuelve en un tapete funerario y se amarra a esta camilla. Hasta entonces, las mujeres van a buscar la figura a la vivienda del experto. Todo pasa tal y como si se tratase de un funeral real, si bien el entierro real sucedió bastante antes. La unidad recibe las últimas despedidas acompañadas de alegatos y ofrendas. Esta liturgia debe rememorar la procesión que sucedió a lo largo del funeral real.
La relevancia de poder despedirse
Estos son ciertos ejemplos en los que la desaparición, lejos de ser vista como una catástrofe y con mucha tristeza, es vista como una parte de la vida, como un rito como paso indispensable y como forma de rememorar a los que no están.
No obstante, en la mayor parte de las etnias, tener la presencia del cuerpo del difunto, poder estar cerca de él y darle respeto, así sea con apariencia de lágrimas o con bailes, música, comidas y bebidas, es básico. Una oportunidad que en este momento, con la crisis causada por el Covid-19, es imposible. Los fallecidos en estos momentos de confinamiento van solos, sin que sus familiares y conocidos cercanos estén cerca de ellos. Y eso sí que es una catástrofe bien difícil de administrar en cualquier lugar de este mundo. Pero todos nosotros tiene la misión de sostenerlos en nuestra memoria, de hacerlos honrar y rememorar como se meritan.