«Son cinco los sentidos anatómicos o animales por medio de los que el alma afirma la sensibilidad al cuerpo que anima. De abajo hacia arriba son: el tacto, el gusto, el olfato, el oído y la visión.
Estudio bíblico sobre los sentidos y la nutrición del espíritu, el alma y el cuerpo
En contestación a cuestiones, inquietudes y también ideas malinterpretadas en la especialidad de la antropología, estudio del ser
CREÍ, PORQUE HABLO MUCHO
Hay una pelea en nosotros, entre el hombre natural y el hombre espiritual, pero la fe va con el hombre espiritual y los cinco sentidos van con el hombre natural. ¿Tú qué crees? ¿Alma? ¡No! Con el corazón ! Romanos diez: diez afirma: «Pues con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación». Debo tener un corazón activo para lograr expresar una opinión. El primer conocimiento viene al corazón. por la fe, entonces confiesa con la boca y se activan el resto sentidos; es si siempre y en todo momento y en todo instante primero el espíritu de Dios hablando sobre el espíritu del hombre. El apóstol Pablo ha dicho: «Creí, de ahí que charlé» (2 Corintios 4:13). Esta historia de historia legendaria en ocasiones se malinterpreta pues charlamos de confesar sanidad y prosperidad, pero la palabra es: «Creí como charlé», no como ciertos lo comprenden, «oí como repetí».
No hay prueba matemática que no haya nacido primero como hipótesis; Una hipótesis es algo que no tienes iniciativa de si es verdad o no, sencillamente te percatas y tras ofrecer tu opinión sobre esto, tratas de probarlo. De ahí que me chifla esa cita de Blaise Pascal, un habitual físico y matemático francés que afirma: “El corazón tiene causas que la razón no conoce”. Los científicos ateos de el día de hoy no están ni cerca de Blaise Pascal, pero él reconoció que las cosas vienen del corazón y han de ser entendidas y probadas. Ver otra cita de Pascal: «Conocemos la verdad no solo con nuestra razón, sino más bien con nuestro corazón». Este hombre creía en Dios y lo conocía; Me dejaré ser considerablemente más bíblico que Blaise Pascal y afirmaré: «El saber va del corazón a la razón». La revelación de Dios llega primero al corazón.