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Cómo estar en paz con Dios y con uno mismo

4 maneras de hallar la paz por ti Concéntrate en lo eterno. Es bien difícil sentirse en paz en el momento en que solo te enfocas en intranquilidades en un corto plazo. Deja ir las cosas que no puedes supervisar. Excusa a otros. Arrepiéntase y confíe en Cristo.

Me hiciste saber los caminos de la vida; Me llenarás de alegría con tu presencia. Hechos 2:28

Frecuentemente oímos charlar de la relevancia de estar bien contigo, o sea, en paz contigo. Pero, ¿de qué forma puedo presenciar tal estado si no estoy primero en paz con Dios?

La paz de Dios es el resultado de la oración

Al meditar en los versículos 6 y 7, nos vamos a dar cuenta de que la paz de Dios es el resultado directo de la oración. Para varias personas, la oración es solo una manera de meditar que les infunde paz mental. Pero, la Biblia nos ofrece la explicación de que verdaderamente es el medio que disponemos para estar comunicados con Dios. Esta es una comunicación completamente real, como la que tiene un niño con su padre, o sea, próximo, a quien puede contarle sus alegrías y asimismo sus penas. Es una calma entender que tenemos la posibilidad de llevar a cabo saber todas y cada una nuestras necesidades a Dios. Expresando todo cuanto llevamos dentro.

Su paz excede todo comprensión

  1. “No les preocupéis por nada; antes bien, en toda ocasión, con oración y súplica, presentad vuestras necesidades a Dios y dad gracias. Y la paz de Dios, que excede todo comprensión, guardará nuestros corazones y nuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4:6-7

La paz viene como antídoto a la preocupación. En el momento en que estamos consumidos por la confusión, la duda o la desesperación, la paz de Dios entra y custodia nuestra cabeza en Jesús, de esta manera, al hacernos terminados, reafirma nuestra identidad y lo que entendemos que es cierto, la paz nos recuerda quiénes somos

) Concéntrese en sus relaciones personales con nuestro Padre Celestial y Jesucristo.

El élder M. Russell Ballard ha dicho una vez: “Todos somos hijos y también hijas espirituales de un Padre amoroso de Dios, somos una parte de Su familia; Él no es un padre en el sentido simbólico o poético; Él es verdaderamente el Padre de nuestro espíritu; Él protege de todos nosotros». (“La expiación y el valor de un alma”, charla general, abril de 2004). Nuestro Padre Celestial y Jesucristo nos adoran a la perfección a todos nosotros y desean formar parte activamente en nuestras vidas, pero debemos ser nosotros quienes los invitemos. Logramos hallar paz en el momento en que edificamos nuestra relación personal con Dios y Jesucristo sumergiéndonos en la palabra de Dios. Empieze por estimar el estudio de las Escrituras como una manera de saber mejor a Dios y estudiar de qué forma puede ser como Él. Lea sobre la vida de Jesucristo, sus atributos divinos y su carácter, y busque formas de proseguirlo en su historia día tras día. Ora para tener una charla con Dios, para oír y soliciar, y para saber humildemente la intención de Dios para ti y tu vida.

Diferencias entre paz y calma:

  • La paz es primordialmente espiritual, en el momento en que la calma es eminentemente física.
  • La paz de Dios empieza con tu decisión de admitir su seguridad en tu vida, pero la paz mental empieza con las condiciones del ambiente en el que te hallas.
  • La calma es pasajera, pero la paz es eterna.
  • La calma supone la inacción, en el momento en que para sentir paz has de ser un pacificador que riña la guerra de la fe y rompe tus barreras terrenales para conectarte con Dios.

Como observamos, la Paz de Dios no posee comparación, es una necesidad indiscutible que contamos en nuestra vida.

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