Tenemos la posibilidad de determinar la energía femenina como la aptitud de hacer vida a través del amor y el poder mucho más profundo y profundo de tu ser. Es una fuerza que te envuelve, que alumbra tu sendero y que te convierte día a día.
Nosotros como seres nos encontramos formados por un ser femenino y un ser masculino que no guarda relación con la identidad sexual ni con ser hombre o mujer.
Quiero decir que ser masculino como esa una parte de la persona con la capacidad de tomar resoluciones de forma rápida, sin cuenta y sin temor. Es pura fuerza, valor y determinación. Llevado al radical, puede ser una energía dura donde el fanatismo, la insolencia o la agresión se manifiestan sin piedad.
Buscas diferenciarte del resto
En armonía con lo previo, asimismo es común negar todo cuanto esté estereotipadamente relacionado con la feminidad. Las mujeres que rechazan esta energía tienen la posibilidad de odiar el color rosa, negarse a maquillarse o no estimar formar parte en juegos o proyectos “femeninos” si aún son jovenes.
Lógicamente, todo lo mencionado es una construcción popular y no forma parte a las mujeres «en sí»; no obstante, un rechazo acentuado hacia ella puede ser una manera de marcar la diferencia del resto mujeres (lo femenino, que no está bien) y arrimarse a los hombres (lo masculino, que es válido y recibido). Más allá de que en ciertos casos sencillamente refleja opciones y deseos personales absolutamente lícitos, en otros oculta un rechazo a la esencia femenina, considerándola inferior y absurda.
En un planeta donde las mujeres, para medrar, se ven obligadas en más de una ocasión a masculinizarse, ¿de qué manera tienen la posibilidad de robustecerse desde estas habilidades blandas, desde la energía que nos define?
Primero, comprenda que la puerta de inseguridad no está relacionada con la debilidad. Ser compasivo no está reñido con poner límites o ser comprensivo. El agua es blanda, pero una tormenta puede eliminar ciudades enteras. La clave es aseverarse con justicia, ser condescendiente pero estable en el momento en que sea preciso, tener valores escenciales que no sean discutibles y ser amable y también inigualable con la palabra. Poder charlar, canjear críticas, expresar un conflicto, no ha de ser actos violentos ni producir enfrentamientos. Es un arte trabajar con otros, y es un arte que aprendemos todos los días. Es esencial hundirse en una comunicación eficaz, directa y también instantánea y detallar límites firmes pero cariñosos. Esto no es antagónico a ser femenina y sensible: la sensibilidad es una sabiduría que, utilizada como brújula, nos transporta lejísimos, a nuestro mayor don: la intuición.
Tenemos la posibilidad de determinar la energía femenina como energía creativa, receptiva, deducible y reflexiva, la que crea y también inspira, al paso que la masculina, en cambio, es racional, competitiva y también impetuosa, la que precisa realizar y ofrecer.
Todo es dependiente de tu personalidad
La energía femenina que poseas va a depender de tu personalidad, eso no significa que no cambie transcurrido un tiempo, es solo lo que eres y eso es mucho más determinar tu energía que mudarla.
Las mujeres con clara energía femenina son considerablemente más dulces, tienen buenas pretenciones y son súper empáticas. Son el género de mujeres que evitan lastimarte pese a lastimarte y saben dónde lastimarte, pero no te confundas, si la provocas lo va a hacer, si bien no le agrada alguien con energía obscura.