Saltar al contenido

Qué clase de pecado es no ir a misa

Es pecado mortal el que falta a misa en un día de precepto, y asimismo si no llega al ofertorio, que es tras el Credo, o si está, con plena observación y intención, distraído por cosas profanas en la parte primordial de la masa.

“Solicitamos perdón, solicitamos al otro, y en la Confesión solicitamos perdón a Jesús. El perdón no es fruto de nuestro esfuerzo, sino es un don, es un don del Espíritu Beato, que nos llena con el agua de la clemencia y de la felicidad que aflora incesantemente del corazón abierto de Cristo crucificado y resucitado”. (Papa Francisco, Audiencia 19/02/2014).

1. Confiesa, ¿por qué razón?

A. La obligación de ayudar a Misa todos cada domingo

La Iglesia Católica es Madre benevolente y por el hecho de que nos quiere como a sus hijos amados y desea para nosotros lo destacado que puede ofrecernos, que es El Cielo, nos ordena proceder a Misa todos y cada uno de los Domingos y Fiestas de Precepto. De esta manera afirma el Catecismo de la Iglesia Católica: n. 1389: «La Iglesia ordena a los leales «formar parte en la divina liturgia todos todos los domingos y fiestas» (cf. OE 15) y recibir la Eucaristía cuando menos una vez por año, si es viable en el tiempo pascual (cf. CIC perro. 920), completados para el Sacramento de la Reconciliación. Pero la Iglesia recomienda de forma encarecida que los legalistas reciban la Sagrada Eucaristía todos todos los domingos y días festivos, o aun con una mayor frecuencia, todos y cada uno de los días.

n. 2181: “La Eucaristía dominical es el fundamento y la confirmación de toda práctica cristiana. De esta manera, los leales tienen la obligación de formar parte de la Eucaristía en los días de observancia. Quienes violan deliberadamente esta obligación cometen pecado grave. Reglas correlativas están en el Código de Derecho Canónico: Canon 1247: “El domingo y el resto días de observancia, los leales tienen la obligación de formar parte en la Misa; además, se abstendrán de trabajos y ocupaciones que les impidan venerar a Dios, disfrutar del gozo del día del Señor, o disfrutar del debido reposo de cabeza y cuerpo. El precepto radica en sentir toda la Misa, a fin de que no falten las partes escenciales, o sea, la Mesa de la Palabra y la Mesa de la Eucaristía. Los leales católicos están obligados desde la edad de siete años, como recuerda el canon 11, o sea, que las leyes de forma exclusiva eclesiásticas fuerzan a los fieles «siempre y cuando tengan bastante empleo de razón y, si la ley no dispone de manera expresa otra cosa, hayan cumplido los siete años de edad». .» ”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *