La primera misión del Espíritu Santurrón es transmitirse y, siendo Dios, el primero de sus dones, el que tiene dentro todos los otros, es el don del amor.
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Los Siete Dones del Espíritu Beato
El quinto don del Espíritu Beato es el don del conocimiento; se distingue del don de comprensión. Por el hecho de que el comprensión debe ver con las cosas divinos, y el don de conocimiento tiene mucho más que ver con las cosas de este planeta. Quiere decir que tenemos la posibilidad de ver este planeta con ojos espirituales, con ojos transformados por el Espíritu Beato. Entonces tenemos la posibilidad de conocer la hermosura mucho más impecable que el Espíritu Santurrón ha concedido a las cosas. Así, no nos apegamos a las cosas de este planeta ni nos dejamos esclavizar por ellas, pues todas y cada una ellas nos conducen a Dios.
Con este don, San Francisco de Agarráis ha podido regocijarse en todos y cada criatura sin perder su distribución total a Dios.
¿Qué y cuáles son los 7 dones del Espíritu Santurrón?
Los dones del Espíritu Santurrón son las gracias o manifestaciones que reciben los fieles. En la Biblia, tanto en el Viejo como en el Nuevo Testamento, el Espíritu Santurrón tiene un papel afín al de Dios Padre o Jesucristo, y está que se encuentra en la vida de la Iglesia de muy distintas formas.
Como se puede observar por la presencia del Espíritu en la Biblia, los dones del Espíritu Santurrón son bastantes y diversos, no obstante, los que hemos nombrado como los 7 dones del Espíritu Santurrón son la lista que comunican los Progenitores de la Iglesia desde los primeros siglos, y que se fundamentan en una lectura de Isaías (Isaías 11,2):
Don de la fe.
Es una manifestación sobrehumano del Espíritu Beato que da al fiel la aptitud de opinar confiadamente en Dios en cualquier cosa en un instante concreto, como Dios cree. Ciertos géneros de fe que no forman una parte del «don de fe» son: el don de fe es distinto de la fe salvadora. El don de la fe se recibe solo tras la salvación. Es verdad que la fe salvadora es el don de Dios al pecador, a fin de que logre recibir a Jesús.
No obstante, el don de la fe es un don del Espíritu Santurrón que deja que ocurran los milagros. La fe salvadora obra según el plan en el cumplimiento de las promesas, y la fe prodigiosa obra en las cosas inopinadas. El don de la fe es diferente de la fe general o de la medida de la fe.